San Jerónimo y el León

Cuenta la historia que mientras San Jerónimo era un ermitaño en el desierto, un león se acercó cojeando al monasterio donde San Jerónimo estaba en profunda meditación. San Jerónimo, interrumpido en su meditación por los gritos de los monjes aterrorizados, se acercó al león. Entonces, le lavó la herida, con ternura le sacó la espina y la vendó. El león se domesticó y se quedó en el monasterio, siendo su tarea la de acompañar al burro que llevaba la madera y cuidarlo cuando iba al campo. Seguramente, como todo felino, terminó siendo el dueño del monasterio aunque los monjes no se hubieran percatado.

Para mayor información, consultar en el sitio de la Biblioteca Británica (en inglés)